martes, 8 de julio de 2014

Querer y no poder

La  semana pasada había escrito un post de las mismas características, pero recibí buenas noticias y en un arrebato de optimismo lo borré. Dije esta es la mía, por fin ha llegado el día! Pero no.
Una vez más, todo ha vuelto a fallar, así que voy a volverlo a escribir (similar y más  corto, no tengo inspiración) todavía con más razón.

Después de un 2013 bastante nefasto, tenía muchas (demasiadas) esperanzas puestas en este 2014. Ahora que ya ha pasado la mitad del año, puedo decir que el 2014 está siendo peor que el año anterior. Y yo que pensaba que eso no podía  pasar...ilusa...
Quizá el problema ha  sido ese, poner todas mis ilusiones en una magia divina (porque Doraemon no es real, que  si no...) que, evidentemente, no existe. Tenía muchas ganas de mejorar, de cambiar, de retos diferentes. Mi forma de pensar había cambiado completamente de un año a esa parte. Pero no me ha servido de nada.

Aunque yo misma me digo que soy pesimista (porque, seamos sinceros, con esta mierrrrrrda de vida que me ha dado el señor, tampoco estoy para tirar cohetes), en el fondo me engaño: soy una persona optimista. Por qué? pues no lo sé. Después de tanto tiempo de tormenta (cuando va a llegar el sol a mi vida?) si de algo me he dado cuenta, es de que termino viendo el vaso medio lleno. Esto tarde o temprano va a cambiar, no puede seguir así siempre. Y puedo decir que estoy orgullosa de ello.
Pero no me sirve de nada y estoy hasta las huevos (perdón por ser soez, pero la ocasión lo requiere). A mí manera, de la mejor forma que se, estoy intentado por todos los medios que mi vida cambie. Un querer y no poder constante. Si las cosas que no están en mi mano no comienzan a funcionar, no hay remedio. Y la paciencia y las ganas no duran eternamente.

Tengo la cabeza como un bombo. Toda la gente de mi alrededor contandome sus problemas. Y no se dan cuenta de que son los mismos que los mios, y yo no puedo desahogarme con nadie. Para mí no hay tiempo.
Nunca he sido una persona llorona, ni excesivamente sensible, pero en eso sí he notado un cambio, y bastante grande. Y es algo que no me gusta nada.

Ya no creo en nada, ni en nadie. Supongo que el destino quiere que sea así. Se empiezan a agotar las fuerzas, el querer comienza a terminarse...pero todo esto ya no depende de mí. Y después de tanto esfuerzo en vano, creo que no vale la pena seguir haciendo cosas por cambiarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario